Santidad

La santidad es uno de los atributos únicos de Dios.

Tradicionalmente, el color azul se ha utilizado para representar la santidad de Dios y el reino celestial. El azul pálido que aparece en la cola del estandarte representa nuestro débil intento de alcanzar la justicia que conduce a la santidad. A medida que estos colores se elevan hacia la santidad de Dios, son suficientes para desencadenar Su respuesta con una santidad más profunda y refinada que puede fluir a través de nosotros y conducirnos a su vez a un nivel más profundo de santidad.

A medida que esta gracia llueve sobre nosotros, somos animados a avanzar por el “camino de la santidad” hacia una mayor disciplina, comprensión y participación en Su santidad.

Su perfección divina desea atraernos a un nivel más profundo de pureza y bendición a medida que Su santificación se realiza en nosotros.

Nombre del SEÑOR:
El HaKadosh El Dios Santo

Versículos de la Biblia:

La Biblia menciona muchas veces la santidad de Dios y nos exhorta a ser santos porque Él es santo. Utilice este cartel para recordarse a sí mismo y a los demás las siguientes verdades espirituales.

Su santidad lo distingue de todos los demás dioses (Éxodo 15:11) y hace difícil estar en su presencia (1 Samuel 6:20). Él es constantemente exaltado en el cielo: “Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso” (Isaías 6:3; Apocalipsis 4:8). Dios se reconoce a sí mismo como santo (Ezequiel 39:7), y recibe el reconocimiento de los demás (Salmo 99:9; Apocalipsis 15:4).

Al pueblo de Dios se le ordena ser santo porque Él es santo (Éxodo 19:6; Levítico 11:45; 19:2; 1 Pedro 1:16 y 2 Pedro 3:11). Pablo recomienda que entreguemos nuestros cuerpos a la justicia, que conduce a la santidad (Romanos 6:19) y a la santidad perfecta por reverencia a Dios (2 Corintios 7:1).

Éxodo 39:30 describe cómo la santidad de Dios estaba impresa en el turbante de los sacerdotes, inscrito en oro puro y sujeto con un cordón azul. Zacarías 14:20 declara que cuando llegue el Día del Señor, lo que estaba inscrito en oro en los turbantes de los sacerdotes estará en todas partes, incluso en las campanillas de los caballos.

Isaías 35:8 habla del "Camino de Santidad" por el que Su pueblo caminará con gozo eterno. En 1 Tesalonicenses 3:13 Pablo ora para que el Señor fortalezca nuestros corazones para que sean santos. Hebreos 12:10 vincula la disciplina de Dios con la participación en Su santidad y continúa en el versículo 14 instruyéndolos a hacer todo lo posible por ser santos, porque sin santidad nadie puede ver al Señor.

En 1 Pedro 2:9, Pedro declara que somos "linaje escogido, real sacerdocio, nación SANTA, pueblo adquirido por Dios, para que anunciemos las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable". ¡Alabado sea!

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