Su gloria

¿Cómo podemos empezar a representar la Gloria de Dios? Es otro de sus atributos imposibles de capturar: su asombroso poder, su brillo o su belleza trascendente. Lo mejor que pudimos hacer fue pintar de amarillo seda liviana, luego de dorado y luego agregar otra capa de dorado. El dorado se presenta en capas y corrientes para representar la presencia abrumadora y continua de la Gloria cuando se vuelve tangible o visible.

¿Quién puede predecir cuándo los que estén en adoración serán bendecidos por la nube de Gloria, el fuego de Dios o la manifestación del Espíritu Santo? Esperamos la manifestación en la tierra de la declaración de que un día el conocimiento de Su Gloria llenará la tierra como las aguas cubren el mar. ¡Selah!

Nombre del SEÑOR:
El HaKabodh El Dios de la gloria

Versículos de la Biblia:

La gloria de Dios es una de sus características distintivas (Éxodo 15:11). ¡El conocimiento de su gloria cubrirá la tierra como las aguas cubren el mar! (¿Alguna vez has pensado en CÓMO las aguas cubren el mar?)

Moisés pidió ver su gloria, pero Dios tuvo que protegerlo de sus efectos completos (Éxodo 33:18-23). La Biblia registra manifestaciones especiales de Su gloria a Abraham (Hechos 7:2), como una columna de nube y fuego (Éxodo 13:21; 14:19; 16:10; 33:9; 40:36; Números 9:17; 10:11; 12:5; 16:42; Deuteronomio 1:33; 31:15; Nehemías 9:12; Salmo 78:14; 105:39; e Isaías 4:5), y como la Shekinah, la luz o nube sobrenatural que apareció sobre el propiciatorio (Éxodo 40:35; Levítico 16:2; 1 Reyes 8:10; 2 Crónicas 5:13; Salmo 80:1; Isaías 37:16; y Ezequiel 9:3).

Para los israelitas, en Éxodo 24:17, la gloria del Señor parecía un fuego consumidor en la cima de la montaña. En el nacimiento de Jesús, la gloria brilló alrededor cuando apareció el Ángel del Señor y los pastores quedaron aterrorizados. En esa ocasión, el ángel declaró: “Gloria a Dios en las alturas” (Lucas 2:9; 2:14). En el cielo, los serafines declaran Su santidad y gloria, que Él no cederá a nadie (Isaías 6:3; 48:11), y declaran Su dignidad para la gloria (Apocalipsis 21:23). ¡Incluso los cielos declaran la gloria de Dios (Salmo 19:1)! Juan declaró que habían visto la gloria de Dios en Jesús y Jesús estuvo de acuerdo con él (Juan 1:14; 17:5, 24; Hebreos 1:3). Ahora podemos reflejar la gloria del Señor con una gloria cada vez mayor (2 Corintios 3:18).

La gloria del hombre no es nada comparada con la de Dios (Salmo 49:17; Isaías 5:14; Oseas 4:7; 9:11; 1 Pedro 1:24). La gloria de Dios puede apartarse de Su pueblo (1 Samuel 4:21). Debemos declararla entre las naciones y al Señor mismo (1 Crónicas 16:24, 28; Salmo 29:1; 96:3). La gloria venidera superará con creces nuestros problemas actuales (2 Corintios 4:17) cuando toda la tierra la vea cuando Él regrese y se rodee de gloria celestial en Su trono (Mateo 24:30; 25:31).

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